¿Qué es el coaching?
El coaching es un proceso de entrenamiento personalizado y confidencial llevado a cabo por un asesor especializado (coach) y está destinado a que su o sus clientes (coachee/s) alcancen su máximo potencial. El modelo se basa en la conversación significativa y profunda, para así identificar las virtudes de cada uno y potenciarlas. El coach renueva, estimula y prepara al coachee para la acción.
En líneas generales, se podría decir que el coach cubre el vacío que hay entre lo que uno es ahora y lo que desea ser.
Autoconocimiento guiado.
El coach guiará al coachee en un viaje de introspección en el que se identificarán sus puntos fuertes y débiles. De esta manera, se concretarán los aspectos de la vida del coachee que deben ser potenciados, así como aquellos que deben ser corregidos.
En este aspecto, el coaching ayuda a conocerse mejor a uno mismo, a sacar a la luz todo aquello que se ha estado reprimiendo. Pero también aporta autoestima y orgullo propio, ya que pone en valor las virtudes y los puntos fuertes de cada sujeto, además de exponer sus verdaderas capacidades.
El sueño de Ítaca. Marcarse un objetivo.
Así como Ulises se marcó como objetivo vital volver a su hogar, a la isla de Ítaca, y lo dio todo por alcanzarlo, el coachee debe tener claro cuál es su objetivo, su aspiración, su Ítaca. Quien no tiene un objetivo claro y concreto, está destinado a vagar sin rumbo toda su vida.
Todos tienen las herramientas y la capacidad para alcanzar sus objetivos, pero no todos cuentan con la actitud, el compromiso y el ambiente idóneos para hacerlo. Aquí es donde entra el coaching.
Foco y trabajo.
Una vez establecido el objetivo, el coachee debe focalizar su pensamiento y su actitud en alcanzarlo. Esto requiere de una transformación de mentalidad profunda y, en ocasiones, difícil y dura. Por eso es imprescindible no desfallecer, seguir adelante y trabajar con total sinceridad y convencimiento en la consecución de los sueños, de los objetivos.
En este sentido, el coach es el aliado del coachee; el que le guía, el que le mantiene motivado y le recuerda el compromiso dado, la voluntad de realización personal con la que el coachee se había comprometido. Así, el coachee saca la mejor versión de sí mismo, aprovechando todo su verdadero potencial.
Organización y priorización.
El tiempo es nuestro activo más importante, por eso es esencial marcarse unos objetivos claros y concretos de productividad. A partir de ahí, hay que planificar el timing de cada paso y centrarse en cumplirlo. Pero para poder planificar bien tu tiempo y tus objetivos, primero se debe priorizar aquello que realmente es importante.
En muchas ocasiones, el propio coachee no sabrá cuales son los aspectos a priorizar en su propia vida. El coach le ayudará en esto, haciéndole ver lo que realmente le importa, lo que le hace feliz, lo que suma y lo que resta en la consecución de sus sueños.
Positividad como forma de vida.
Ésto es muy importante. El coach enseñará al coachee a adoptar una visión positiva en todos los aspectos de su vida. El coachee, con el tiempo, moldeará su cerebro para que esta positividad le sea genuina, le nazca de forma natural.
Gracias a esta positividad natural, el coachee adquirirá la capacidad de sobrellevar la adversidad e imponerse sobre ella. Tener una actitud negativa es incompatible con alcanzar el éxito. Es por ello que uno debe estar totalmente comprometido con el cambio antes de someterse a un programa de coaching.
En resumen…
Todos tenemos aspiraciones, sueños y propósitos. Pero, por desgracia, también contamos con nuestros miedos, nuestras vulnerabilidades y, por qué no decirlo, con nuestra vagancia.
El coaching lo que pretende es identificar todo esto para potenciar lo bueno y minimizar lo malo. Enseña a mantener una actitud y una disciplina idóneas para la consecución de los sueños y aspiraciones de cada uno. Saca lo mejor de las personas, convirtiéndolas en su mejor versión.