A lo largo del día vamos reaccionando a las cosas que nos van sucediendo o oyendo, y lo hacemos de forma positiva unas veces, y negativa otras. Por ejemplo, si tienes una discusión con alguien, te pasarás todo el día pensando negativamente sobre esa persona, lo cual te provocará una sensación continua de malestar.
Pero ese malestar también lo puede provocar un estímulo interno, como pensamientos malos sobre ti mism@, o autoreproches. Estas cosas te carcomen por dentro, bajándote la autoestima y el amor y respeto propio.
Por lo tanto, es imprescindible controlar la forma en que te tomas las cosas y procurar responder siempre de forma adecuada a los estímulos que se te presentan a lo largo del día. Al fin y al cabo, tus pensamientos son los determinarán tu forma de interpretar el mundo y también a ti mism@.
Vivir siempre con negatividad.
Hay gente que, por costumbre, lo ven todo con negatividad. se centran siempre en los aspectos perjudiciales, incómodos o fastidiosos de todo cuanto les rodea. Este tipo de gente ha interiorizado ya esa negatividad en su subconsciente y le nace de forma automática, inconsciente.
Por eso, es importante tomar consciencia de ellos y empezar a identificarlos cuando nos salten a la mente. Una vez que seamos conscientes de nuestra negatividad, hay que ir, poco a poco, sustituyendolos por pensamientos positivos, hasta que pensar con positividad se convierta en un hábito, en parte intrínseca de nuestra propia psique.
Pero, ¿cómo me desprendo de los pensamientos negativos?
Aislar los pensamientos tóxicos para que dejen de guiar tu vida no es fácil, pero se consigue día a día, mediante disciplina, convencimiento y una elevada autoestima.
Recuerda que muchos pensamientos negativos nacen del subconsciente, por ello, lo primero es tomar consciencia de ellos para, conscientemente, sustituirlos por pensamientos positivos.
Lo que puedes hacer es retener todo pensamiento o sentimiento negativo que te venga a la mente y trates de rebatirlo desde un puto de vista positivo.
Por ejemplo, si te viene un pensamiento negativo hacia una persona que conoces, trata de rebatirlo enumerando mentalemente las cosas buenas y las virtudes de esa persona.
O si te ves en una situación que te resulte fastidiosa, procura ver el lado bueno (¿El tren se ha retrasado? más tiempo para pensar en tus cosas. ¿Se te ha estropeado el coche y debes andar? Mejor, así harás ejercicio y despejarás la mente un rato).
Lo mismo con los pensamientos tóxicos sobre tí mesm@. Cuando en tu diálogo interno empieces a recrearte en tus defectos o errores, recuérdate a ti mesm@ tus virtudes, aquello que se te dé bien y los éxitos que has tenido en la vida.
También es importante acostumbrarse a agradecer más las cosas buenas y lamentar menos las malas. El lamento y la queja son un veneno para tu mente que afecta directamente a tu actitud frente a la vida. Si no adoptas el hábito de agradecer las cosas buenas que te sucedan, por pequeñas que sean, siempre vivirás en la insatisfacción.
Si, aún así, te asaltan pensamientos negativos que no puedes controlar, sustituir ni rebatir, entretén tu mente con cualquier cosa que te mantenga ocuad@, como cocinar, leer, ver una película, oir música o ordenar tu escritorio.
Y, por supuesto, haz ejercicio. recuerda que, anima sana in corpore sano. Está más que demostrado que el ejercicio físico ayuda a segregar las hormonas que aportan felicidad (endorfina, serotonina, dopamina y oxitocina). Además, el mantener una rutina de ejercicio te demostrará a ti mism@ tu capacidad de compromiso y tu fuerza de voluntad, reforzando así tu autoestima.
Conclusiones.
El primer paso es tomar consciencia de tus pensamientos negativos e identificarlos. A partir de ahí hay que ir sustituyéndolos conscientemente por pensamientos positivos.
Hay que tener en cuenta que la negatividad y la positividad son un hábito, tú debes elegir con cuál te quedas. Y, como cualquier hábito, requiere de disciplina y convencimiento.
El objetivo es que tu mente adopte de forma natural la positividad, pero que así, de forma inconsciente, empieces a verlo todo con positividad.